Nissan GT-R
El Nissan GT-R, o Skyline GT-R, es un deportivo japonés que ha marcado un antes y un después tanto en el sector del automóvil de alto rendimiento como en la industria japonesa. Sus orígenes no son como cabría esperar de un deportivo de su índole, pero todos los grandes éxitos han surgido de una idea tal vez opuesta o quizás equivocada. El concepto de un vehículo de altas prestaciones ha requerido de años de evolución, de trabajo y desarrollo que dejan como resultado uno de los mejores deportivos modernos.En un principio no era ni siquiera un Nissan como tal, ni tampoco se asemejaba ni remotamente a lo que se conoce ahora como Godzilla. Los entusiastas del mercado local japonés (JDM) a menudo consideran que el GT-R es el coche de alto rendimiento más grande que ha llegado a salir alguna vez de Japón. Originariamente se le denominaba Nissan A200GT y Prince A200GT, dos modelos idénticos vendidos como dos coches diferentes.
Primera generación: el sedán lujoso
Prince Motor Company concibió el Skyline como un sedán de lujo de cuatro puertas en 1957, el cual estaba destinado a familias numerosas que requerían de un vehículo de gran tamaño y con gran capacidad de carga para cumplir con las siempre exigentes demandas de este público. Originalmente contaba con un pequeño motor de cuatro cilindros y 1.5 litros con 60 CV bajo su capó, el cual se encargaba de impulsar los 1.300 kilogramos aproximadamente de peso que registraba hasta una velocidad máxima de 140 km/h.
Segunda generación: los primeros pasos en competición
La serie S50, una vez más construida solo como sedán y familiar, era más corto que antes e incluso llegó a ser comercializado en Europa. Un año más tarde del nacimiento de esta generación, el Prince GT Skyline surge para abarcar más terreno sobre modelos de la competencia directa como el Datsun Bluebird y el Toyota Corona. En este momento se decide dar el salto a un motor de seis cilindros en serie con el fin de participar en la clase GT-II del Grand Prix Japonés, donde consiguió desde la segunda hasta la sexta posición. Este éxito se hizo público y los aficionados comenzaron a agolparse en torno a la nueva criatura que su fructífera industria había creado. El Prince Skyline 2000GT se puso en marcha y sus credenciales de rendimiento nacieron oficialmente.
Tercera generación: nace el primer GT-R
Es en 1968 cuando nace la tercera generación, denominada C10, dotada de un motor de 2.0 litros y seis cilindros con 106 CV. Un año más tarde surge por primera la denominación GT-R, equipado con un bloque de 2.0 litros y 160 CV. Internamente era llamado ‘Hakosuka’ (Hako -caja- y Suka -la abreviatura de Skyline en japonés-), se trataba de un sedán de cuatro puertas y con el cambio de década surgió la versión coupé.
Cuarta y quinta generación: el declive y la crisis
Un Skyline GT-R debutó en 1973 en Japón, pero tras 197 unidades producidas y vendidas, la crisis del petróleo obligó a interrumpir su comercialización. Comienza así 16 largos años de ausencia del Nissan GT-R. En ese período se comercializaron sin embargo otra generación del Skyline, esta con motores más pequeños y menos potentes por un precio más contenido.
Sexta generación: la consagración del Skyline
En 1981, Nissan comienza a desarrollar la sexta generación, denominada Skyline R30, la cual contaba con una versión Paul Newman. Ésta fue lanzada para conmemorar la relación entre Nissan y el actor, quien había comenzado a correr para el fabricante a finales de los 70. Este no era un vehículo realmente de alto rendimiento, sino que se trataba de una versión tope de gama con una serie adhesivos y decoración especial, pero durante los años 80, la firma japonesa continuó desarrollando el Skyline en términos de tecnología, llegando incluso a convertirse en el buque insignia de la compañía.
Séptima generación: la transición
Los éxitos en competición de mediados de la década de 1980 provocaron que Nissan se planteara el lanzamiento de un GT-R de fábrica. La séptima generación (R31) llegó en 1985 y el verdadero destacado aquí era el GTS-R, el cual estaba dotado de un motor de 2.0 litros y seis cilindros turboalimentado que llegaba a la potencia de 210 CV. Tan solo se produjeron 800 ejemplares con el fin de cumplir con la normativa de homologación del Grupo A de carreras de turismos.
Es en este punto en el que Nissan realmente comprende que tiene entre manos uno de los vehículos más prometedores en décadas futuras. Una clave del éxito que llegará a otras cuatro generaciones completamente renovadas en los 26 años que han transcurrido desde que finalizara la producción de la séptima generación. Poco tiene que ver ya con aquel sedán de lujo concebido tres décadas atrás. Es el momento de mirar al futuro, y en 1989 surge una de las principales generaciones del Nissan GT-R, el R32.
Octava generación: R32, puro GT-R
Es en 1989 cuando Nissan lanza la octava generación del Nissan GT-R, un vehículo que catapultaría al modelo a la era moderna de los automóviles. Los buenos resultados en carreras de turismos de Australia y las carreras de resistencia en Japón fueron el aliciente que necesitaba el fabricante para revivir la alineación GT-R. Ese mismo año llega el R32, que reemplazaba al GTS-R, pero Nissan no estaba dispuesto a entrar en competición con un coche que no fuera 100% un ganador.
Con esta premisa se planearon 5.000 unidades iniciales para cumplir con las exigencias de la normativa de homologación de carreras. Tras la gestión de todo el proyecto se situó Nissan, quien dio las instrucciones necesarias a sus ingenieros para que construyeran un vehículo ganador. El motor elegido fue heredado del R31, por lo tanto tenían un bloque de seis cilindros y 2.350 cc que desarrollaba 313 CV gracias a la turboalimentación.
Novena generación: R33, el paso necesario para progresar
¿Cómo lanzar un sucesor que mejore lo que ya de por sí era casi perfecto? Este era el dilema al que se enfrentaban en 1994 los ingenieros de Nissan ante el éxito que había registrado el R32, pero el evidente paso del tiempo sobre su espalda. El fabricante japonés adopta como base sobre la que trabajar al R32 y aplica una serie de cambios, correcciones y mejoras para traer a la vida un digno sucesor de tan magnífica pieza maestra de ingeniería, el R33.
Lo primero es el bloque motor, ¿por qué cambiarlo si tan buenos resultados había dado? Por ello, se decide mantener el bloque de seis cilindros biturbo y 2.6 litros con 276 CV, salvo que la banda de entrega de par es ahora ligeramente más amplia, es decir, podía subir más de revoluciones sin perder potencia, haciendo al motor más flexible. La caja de cambios de cinco relaciones era la misma, pero el innovador sistema de tracción total ATTES E-TS recibe algunos ajustes de mejora, al igual que la suspensión multibrazo.
Décima generación: R34, se afianza la leyenda del GT-R
El listón estaba demasiado alto para los ingenieros en 1999, pero en la historia del Nissan GT-R la superación es la clave del éxito. El R32 era una obra de arte automotriz, el R33 casi iguala la perfección de su predecesor. Llegó el momento de redimirse y antes del cambio de milenio, Nissan lanzaría la décima generación de su deportivo más emblemático.
Undécima generación: R35, un GT-R de récord
Más de cuatro décadas de evolución y diez generaciones después da que hablar. Merece la pena parar, mirar atrás y contemplar con orgullo tu obra. Esto debió pensar Nissan con el paso a un nuevo milenio, ya había hecho historia, ya había revolucionado la industria, pero siempre se puede obrar un nuevo milagro, sorprender al mundo con una nueva pieza maestra. Y así fue en 2007 cuando debutó en el Salón de Tokio el GT-R R35.
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